8 ESTRATEGIAS PARA EL MANEJO DE LÍMITES EN LA CRIANZA
Orador Principal del Retiro Nacional de Pastores AOXV 2018
Todos los padres, alguna vez, hemos batallado con el manejo de límites y normas en el hogar. ¿Hay algo que esté haciendo mal?, es la pregunta más común que nos hacemos los padres, cuando observamos que nuestros hijos están desafiando los límites más de lo que esperábamos; mientras que nosotros nos vemos tentados a ceder ante la presión.
A continuación desarrollo 8 estrategias que pueden facilitarle el manejo de los límites con sus hijos:
1. Viva y modele lo que exige en sus hijos, porque usted define las reglas, los límites y es la principal fuente de inspiración.
Los padres deben respetar los límites establecidos en el hogar para que sus hijos se vean inspirados por el ejemplo que observan. Esto ayuda a formar en ellos la conducta correcta, y si fallamos, debemos disculparnos. Mientras nuestros hijos van creciendo a nuestro lado, modelamos un estilo de vida que será imitado en el futuro. La mejor forma de enseñar a los más pequeños de casa, definitivamente es con el ejemplo.
2. Defina claramente las reglas y sea firme a la hora de aplicar las consecuencias.
Cuando la autoridad es débil, quien la ejerce tiende a vivir en función de la culpa y va a ser manipulado fácilmente. Por esta razón, se requiere firmeza con amor. En el hogar no se vive una democracia, la autoridad está definida y debe ser ejercida. Muchos hijos han convertido a sus padres en “esclavos” de sus caprichos, transformándose en los tiranos del hogar. Como bien lo dijo una madre: “Mi gran error fue convertir a mi hija en mi amiga, en vez de ser su madre”. La gran diferencia es que una amiga es una igual, una madre es alguien con autoridad. Una amiga no corrige constantemente, una madre instruye y hace que las reglas se cumplan. Nuestros hijos no son nuestros amigos, son nuestros hijos.
3. Fomente la negociación para que la familia participe activamente en la definición de reglas, límites y consecuencias.
Este diálogo genera conciencia, sentido de responsabilidad y propicia una participación activa en la construcción de la familia. Esto hace que los hijos se sientan escuchados e incluidos, pero recuerde que es usted el que lidera la negociación.
4. Sus expectativas sobre el cumplimento de las reglas deben ser realistas, acorde a la edad y a las capacidades de sus hijos.
Si las expectativas son muy altas, podrían ocasionar frustración. Debemos ajustarnos a las capacidades y a la edad de nuestros hijos, y esto ayuda a manejar la expectativa.
5. Celebre con entusiasmo los buenos resultados, premiando el esfuerzo y la perseverancia.
Si celebramos los logros con entusiasmo genuino, mostrándoles que comprendemos el gran esfuerzo realizado, eso los inspirará para que sigan avanzando a su siguiente objetivo. Pero si mostramos insatisfacción y damos a entender que no estamos contentos con lo hecho, lo único que inspiraremos será frustración y dolor.
6. Explique constantemente a sus hijos por qué los corregimos y los instruimos.
Quien creció en un hogar donde los límites no estuvieron bien definidos y la autoridad fue débil y reinaba el caos, inevitablemente camina hacia la indisciplina y, posiblemente, terminará siendo un delincuente, un agresor o una persona que no podrá manejar sus impulsos emocionales. Y, de paso, le será difícil terminar una carrera, mantener un trabajo estable, formar relaciones duraderas y conducir proyectos a largo plazo. Aunque el disgusto del momento les impida comprender bien nuestras razones, cuando nuestros hijos sean adultos lo agradecerán.
7. Sea constante en la aplicación de las reglas y los límites, esta perseverancia ayuda a formar disciplina.
Cuando los padres ceden constantemente para que no se “enoje”, terminarán siendo amenazados y manipulados. Quien se acostumbra a romper las reglas y a no cumplirlas no será capaz de tener límites, tolerar un profesor o estar bajo autoridad en un trabajo. Al ser padres sobreprotectores, complacientes, sin definir reglas y, mucho menos hábiles en hacerlas cumplir, iremos criando hijos con una incapacidad total de manejar los impulsos emocionales que terminan en inestabilidad, desequilibrio, indisciplina y propensos a acciones ilícitas.
8. Identifique a su hijo con una causa social y con el dolor ajeno, para que desarrollen compasión y capacidad de desprenderse.
Esta sensibilidad les permite ser más tolerantes, valorar más la seguridad del hogar y desarrollar un sentido de gratitud y respeto por la autoridad y la sociedad.
El ser humano no nace con un deseo de seguir el orden, sujetarse a la autoridad y respetar los límites. Esta misión es tarea de los padres a la hora de formar el carácter. La tendencia natural es al caos y la reacción emocional desmedida. Para esto se utiliza el llanto, el berrinche y el chantaje. Los padres que se rinden ante estos desafíos perderán toda la autoridad y cederán ante el capricho del “pequeño dictador”. Por eso, llamar la atención a tiempo y mantener una disciplina constante en el hogar, hará sentir seguros a nuestros hijos y les permitirá desarrollar el carácter necesario para enfrentar la vida con acierto. Eduquemos a nuestros hijos con límites y disciplina para que sean adultos responsables el día de mañana.