¿DE QUÉ ESTAMOS HABLANDO REALMENTE?
lunes 23 noviembre 2020

¿DE QUÉ ESTAMOS HABLANDO REALMENTE?

En este debate, es necesario comprender tres puntos claves, que hacen al fondo de la cuestión:

1) El comienzo de la vida humana se da desde la concepción, es decir, desde la unión del óvulo con el espermatozoide. Tanto la Organización Mundial de la Salud, como cuanto espacio médico ha sido consultado, coincide en éste punto.

2) Las problemáticas de fondo. La mayoría de las mujeres que piensan en el aborto “como solución”, lo hacen presionadas por las circunstancias económicas, habitacionales, de precariedad laboral, pero sobre todo por la imposición, influencia y muchas veces la violencia que ejerce su círculo más cercano, especialmente su familia o pareja. Es deber del Estado trabajar sobre las problemáticas que llevan a una mujer a considerar que su situación es tan crítica, que está dispuesta a someterse o a que la sometan a un “hecho traumático” que la marcará para siempre.

3) La educación sexual. Base del cambio “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”, maravillosa frase del gran líder sudafricano Nelson Mandela. Educar es empoderar, es darle verdadera libertad de elección a los ciudadanos para planificar su futuro, dotarlos de derechos y de libertades, pero entendiendo que son responsable en el ejercicio de los mismos. La educación sexual y la prevención/erradicación del abuso sexual son la base para prevenir embarazos no deseados y dignificar a la mujer respetando el primer y más fundamental Derecho Humano: el Derecho a la Vida, desde la concepción.

La explicitación de nuestros valores, habla de quienes somos y en éste sentido, el valor “vida” es el primero a defender. Supondré que estamos todos de acuerdo en ello. Cuando hablamos de abortar, hablamos de eliminar la vida de una persona en gestación.

El latiguillo de despenalicemos para evitar las muertes de las madres que enfrentan embarazos riesgosos o sufren una concepción a causa de violación, es improcedente, pues dichos casos ya están contemplados y tienen un marco de legalidad hoy. Más allá de cualquier opinión personal, en varios aspectos el aborto está despenalizado.

Entonces, me pregunto, ¿Cuál es la discusión real?

Entiendo que lo que debatimos hoy se trata del desconocimiento de la persona en gestación, como receptor de derechos tan básicos como la vida. Por ende, no será importante su cuidado.

Estamos diciendo que de forma autárquica, una persona puede definir y decidir si lo que está en ese vientre es un ser humano o no. Es decir que según un criterio personal de elección, para unos lo que se gesta es correcto permitirle vivir, pero en otros casos no. Una persona en gestación, merece nacer o no según determinados conceptos de posturas personales. Creo que debemos decidir si el valor vida es igual o no en cualquier caso

Llevo más de 25 años trabajando con gente en diferentes situaciones de riesgo en diferentes problemáticas como son las adicciones, la violencia y la precariedad ambiental y no tengo dudas que la fragilidad de muchos de nuestros conciudadanos es fruto de privilegiar a unos sobre otros, lo cual se manifiesta en diversas injusticias. Lo que hablamos aquí, es acerca del presunto derecho de hacer con mi vida lo que quiero, por encima de los derechos del prójimo y en éste caso, el afectado, no tiene chances de opinar ni defenderse en forma alguna.

Es un debate acerca de la supremacía de los derechos de unos por sobre los derechos de otros y estamos pensando que la solución a problemas que el Estado debe y puede resolver, es profundizar ésta injusticia. La vida de la persona en gestación debe ser respetada en todo su desarrollo De la misma manera la madre debe recibir cuidado y atención, para no seguir siendo víctima de maltrato. Es maltrato “oficial”, nuestra debilidad en materia educativa acerca de prevención de embarazo no deseado y prácticas de anticoncepción. Aquí hay una profunda dicotomía en nuestra sociedad.

Como sociedad llevamos años diciendo a nuestras adolescentes, que es válido permitir que nuestras pulsiones básicas regulen nuestras relaciones y nos hemos reducido a repartir preservativos como la solución que evitará una concepción no deseada. Las estadísticas nos dicen que éste camino no ha hecho descender embarazos indeseados y el caso puntual del aumento de embarazos en adolescentes refuerza éste pensamiento, no nos alcanza hoy el tiempo para profundizar nuestra falta de efectividad en educación y prevención. El aumento de casos de papiloma en edades tempranas, muestra que estamos fallando en proveer recursos a nuestros adolescentes y jóvenes para salvaguardar su salud. En lugar de empoderar a la mujer reforzando su educación y promoción de derechos, estamos pensando que quizás lo mejor será liberar completamente la práctica abortiva. Esto habla más de nuestras fallas que de nuestros aciertos.

Abortar no es gratis ni emocional, ni espiritualmente. Liberar completamente el marco actual envía un mensaje que nos aleja aún más de la educación de principios y valores sanos. En lugar de prevenir, enviamos un mensaje de que no importa que el embarazo llegue fuera de deseo, pues total se interrumpe y resuelto el problema. Preveo una profundización del abandono de la mujer en éste punto, enfrentando el problema sola y acarreando de por vida, las consecuencias psicológicas, de las que muchos profesionales nos han ilustrado aquí mismo.

¿Cuánto hace que no vemos campañas estatales televisivas y gráficas que promuevan el empoderamiento de la mujer en éstas áreas?

El pensamiento, de que las clases sociales de menores recursos son las que más sufren por no poder abortar de forma irrestricta sinceramente no coincide con lo que he visto todos éstos años en la tarea diaria. Por el contrario. Si aceptamos nuestra incapacidad en educar y aplicar lo ya legislado y cedemos a la presión de privilegiar derechos de unos sobre otros, estamos eligiendo un camino incierto y riesgoso para nuestra nación. ¿Qué seguirá luego? ¿Legislar la pena de muerte o la eutanasia? Resolvamos educar, resolvamos empoderar al débil y prevenir.

No es nueva la historia de no saber qué hacer con lo que es indeseado. No es nueva la historia de eliminar incómodos niños inesperados o inadecuados para el momento. Moisés lo sufrió. Jesucristo lo sufrió.

¿Qué pedimos a nuestros líderes gobernantes en cualquiera de los tres poderes del estado?

• Que propongan y legislen acerca de educación sexual responsable.

• Que promuevan campañas visuales acerca del valor de la vida de la madre y de la persona en gestación, con presencia permanente en vía pública y medios

• Que produzcan materiales gráficos accesibles y entendibles sobre el respeto de la niñez

• Que creen un espacio amplio donde ONG´s y los poderes del estado trabajen sobre los valores en la educación que debe ser dada en los hogares.

• Que trabajen en campañas que prevengan el abuso y maltrato


Leyendo los pedidos que acabo de escribir ahora, pienso: ¿podremos nosotros desde nuestros espacios, hacer algo?

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