GUNNAR VINGREN
domingo 12 mayo 2019

GUNNAR VINGREN

En ese mismo año leyí en una revista un artículo sobre las grandes necesidades y sufrimientos de tribus nativas en el exterior, lo que le hizo derramar muchas lágrimas.

Estudió en la Escuela Bíblica y comenzó a ejercer su pastorado. Después de una búsqueda desesperada, recibió el bautismo del Espíritu Santo en una reunión a la que asistió y por ello se vio obligado a dejar el pastorado en su iglesia, pues la mitad de la congregación estaba a favor de esta experiencia “pentecostal” y la otra mitad se opuso.

Comenzó a congregarse entonces, en iglesias bautistas que aceptaban la continuidad de los dones y realizaban reuniones especiales de oración. En una de esas reuniones un hermano profetizó que Gunner iría de misionero a Pará, a un pueblo de gente pobre, donde debería comenzar a enseñar los primeros rudimentos de la doctrina cristiana. Ahora faltaba saber si existía un lugar en la tierra llamado Pará, así que fueron a la biblioteca de la ciudad e investigaron el asunto, hasta descubrir que en el Norte de Brasil, había una ciudad con ese nombre.

El 19 de noviembre de 1910, Gunner Vingren y su amigo Daniel Berg llegaban en barco a Pará. Cuando desembarcaron no había nadie esperándolos, y ellos, solo tenían algunos dólares para las cosas básicas; así que se sentaron en el banco de una plaza para orar, ya que no tenían dónde ir. Finalmente personas que habían viajado con ellos en el barco y los vieron allí, les contactaron con un pastor bautista, quien les alquiló dos camas en el sótano de su casa. A partir de ese momento, hermanos bautistas comenzston a unírseles en grupos de oración, y predicaciones por las casas. Como él era egresado del Seminario, querían que oficiase de pastor, pero su visión era mucho más amplia que el pastorado de una congregación.

Después de seis meses, Vingren fue invitado a dirigir un culto de oración. Sin temor, les enseñó a todos acerca de las operaciones del Espíritu Santo y de la sanidad divina. Durante esa semana, en las reuniones de oración en los hogares, el Señor curó a la señora Celina Albuquerque de una enfermedad incurable y días después la bautizó con el Espíritu Santo y con fuego, siendo entonces la primera persona brasileña en recibir la promesa. A la semana siguiente, el pastor de la iglesia entró de sorpresa en uno de esos cultos y, después de acusarlos de enseñar falsas doctrinas, provocó una división en la iglesia que terminó en la exclusión de los misioneros más dieciocho miembros que los apoyaron testificando la verdad. Entonces, el 18 de junio de 1911, éstos formaron la primera Asamblea de Dios.

El trabajo misionero no se detuvo, avanzando de ciudad en ciudad, donde el Evangelio era predicado y las señales los seguían. Sufrían muchas persecuciones pero, a pesar de las dificultades, donde pasaban el Señor curaba, salvaba, bautizaba con el Espíritu Santo y manifestaba su poder por sus dones, señales y maravillas. De esta forma, la cantidad de creyentes crecía cada día. Contemplaban, también, el fin de aquellos que se levantaban contra la obra, pues era el mismo Dios quien les daba la recompensa. En los primeros cuatro años de trabajo fueron 384 personas bautizadas en las aguas y 276 en Espírito Santo, en la iglesia de Belém do Pará.

Después de cinco años en tierras brasileñas, Vingren fue a Suecia, donde por tres meses pudo compartir las maravillas que Dios había operado en Brasil. Poco antes de su regreso, se reunió con una hermana enfermera llamada Frida Strandberg que también había llamado para Brasil. Más tarde se casaron en Belém do Pará.

En el deseo de que todo Brasil recibiera el mensaje, fueron enviados misioneros a Alagoas, Pernambuco, y él con su familia se dirigieron hacia el sur, iniciando en Río de Janeiro, luego Santa Catarina y otras ciudades en el estado de São Paulo. Después de otra serie de viajes, regresó algunos años después para residir permanentemente en Río de Janeiro. Así como en Pará, la obra pentecostal en Río de Janeiro crecía exponencialmente. Vingren participaba allí en la edición del diario "Mensajeros de la Paz", además de su trabajo como pastor y evangelista.

De 5 a 10 de septiembre de 1930 hubo una importante Conferencia Nacional de los obreros pentecostales en Natal. La principal decisión fue que la obra misionera en la región norte estaría siendo dirigida exclusivamente por obreros nacionales. Los años siguientes fueron de gran expansión de la obra, sobre todo en Río de Janeiro.

El 15 de agosto de 1932, el pastor Gunnar Vingren y su familia se despedían de la iglesia de Río de Janeiro y de Brasil de regreso a Suecia.

En los últimos años que vivió en Brasil, Gunnar Vingren venía teniendo algunos problemas de salud que empeoraron bastante después de llegar a Suecia. El 29 de junio de 1933 entró en el descanso eterno, mostrando a través de sus palabras, el gran amor que tenía por los hermanos brasileños. Su partida, descrita detalladamente en una carta enviada por su esposa a Brasil, fue una hermosa experiencia para la familia, que sentía claramente la gloria de Dios; y sin duda para el siervo del Señor, Gunnar Vingren que, sintiendo gran gozo y alegría fue recibido en la eternidad..

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