El cristiano, la Biblia y la oración
1. La Biblia
“Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21).
Cada vez que leemos la Biblia, estamos leyendo la plena voluntad de Dios para nuestras vidas y ministerios pastorales.
Algunos consejos para leer la Biblia y meditar en la palabra de Dios:
- Busca un lugar tranquilo (si es posible, siempre el mismo)
- Trata de ponerte un horario de lectura diario.
- Ora pidiendo la guía del Espíritu Santo
- Ten a tu lado un diccionario
- Si lo deseas, subraya con marcador los pasajes que te impacten
- Acércate con un espíritu de fe a la Palabra.
2. La Oración
Al orar estamos estableciendo una comunión personal e íntima con nuestro Padre celestial.
Precisamos orar para alimentar diariamente nuestro espíritu, crecer en la fe y buscar la guía y voluntad de Dios para nuestros ministerios. Necesitamos orar para adorarle, decirle cuanto le amamos y le agradecemos por lo que ha hecho por nosotros. Necesitamos orar para que envíe sus bendiciones y sus respuestas a las peticiones de nuestro corazón.
Nuestro tiempo de oración - Orar en todo tiempo y circunstancia (Ef 6:18). - Orar con más intensidad en los momentos de prueba (Lucas 22:44). - Escoger un horario para todos los días y dedicarlo especialmente para buscar al Señor. - Preparar un lugar de oración, el cual debe ser íntimo y tranquilo (Mt 6:6). - Haz los preparativos para no ser interrumpido en medio de la oración.
Elementos de una buena oración:
- Adoración: Es el tiempo de decirle a nuestro Padre lo maravilloso que es para nosotros, cuánto le amamos, le glorificamos y le agradecemos lo que ha hecho y hace por nosotros.
- Sometimiento a su voluntad: Es reconocer a Cristo como el Señor de nuestra vida, buscar en su presencia lo que Él quiere que hagamos en todos los órdenes de la vida. Es también el momento de orar por los intereses del Padre practicando la oración intercesora. Petición: Debemos pedir expresamente en oración aquellas cosas que estamos necesitando para que Dios conteste. Si no pedimos, tampoco recibiremos. Es el método de Dios. Debemos pedir con fe y en el nombre de Jesús y Dios contestará (Mr 11:24, Jn 14:13 y 15:16)
- Confesión: Es admitir delante de Dios nuestros pecados con tristeza. Reconocer con humildad y confianza que hemos fallado, sabiendo que si el arrepentimiento es genuino, Él nos limpiará de todo pecado. Es requisito previo que antes hayas perdonado a todos los que te han ofendido, y que en tu corazón no haya resentimiento contra otro.
3. El ministerio de la oración intercesora
Un modelo de intercesión: El hermano Andrew Murray, tomando el pasaje de Lucas 11:5‐8 (la parábola del amigo que salió a medianoche), extrajo seis principios relativos a la intercesión. Leamos atentamente el pasaje y veamos:
1) La intercesión se origina en una necesidad urgente
2) La intercesión necesita un corazón dispuesto, lleno de amor
3) El intercesor se humilla delante de Dios, reconociendo su incapacidad
4) La intercesión debe realizarse con fe
5) La intercesión debe realizarse con mucha perseverancia
6) La intercesión debe tener certeza de que habrá fruto abundante ¡muy abundante!
Como pastores y líderes debemos ponernos en la brecha para intercedes y clamar por los que se pierden sin Cristo, por misioneros, por la santidad de la iglesia, por los hermanos que están en pruebas, por las autoridades en general, por la paz en todos los ámbitos, y por un avivamiento del Espíritu Santo.