NUEVE CARACTERÍSTICAS PARA UN BUEN TESTIMONIO FINANCIERO
viernes 17 febrero 2017

NUEVE CARACTERÍSTICAS PARA UN BUEN TESTIMONIO FINANCIERO

Necesitamos aprender a administrar bien lo que Dios nos ha dado, porque Dios es el dueño de todas las cosas, de nuestras fincas, de los carros, del dinero que nos dio. Todo lo que hemos recibido de parte de Dios, no es nuestro, es de Dios y por lo tanto somos responsables delante de Él.

Lo que está complicando la vida a las naciones en todo el mundo es la mala administración de los recursos financieros, por eso muchos países están endeudados. Estados Unidos es el país más endeudado del mundo, tarde o temprano va a tronar.

Ellos hacen lo que no podemos hacer nosotros en Latinoamérica, si necesitan más dinero lo imprimen, pero cada día la deuda es más grande que cualquier deuda del mundo. En los últimos años hemos visto a países como Grecia prácticamente caer en deuda. Y ¿por qué? Porque ha gastado más de lo que ha ingresado.

¿Le suena parecido a lo que pasa en su casa? Sí, en su casa también, si gasta más de lo que recibe, va a endeudarse. Claro que hay palabras muy sofisticadas que se usan como apalancamiento y se piden préstamos a financieras, a banco, a usureros o familiares para inyectar capital a un negocio. Eso es lo que se ha hecho en Grecia, le han inyectado miles de miles de euros varias veces, pero no puede pagar. La deuda no paga la deuda. Tapar un hoyo destapando otro, no resulta. Desvestir un santo para vestir a otro santo, no resulta.

Es importante saber que como cristianos debemos dar un buen testimonio financiero. La Biblia dice “Si el Hijo os libertare, serás verdaderamente libre.” 

¿Cómo podemos ser libres financieramente? Hay ciertas características que hacen al buen testimonio financiero de los cristianos.

1. Los cristianos ganamos nuestro dinero con integridad. Dice la Biblia que “más vale lo poco con justicia que lo mucho con injusticia”. Una persona cristiana no es una persona corrupta. Los cristianos no somos corruptos. Un corrupto es una persona que se deja sobornar o pervertir. Los cristianos somos íntegros en la manera en que ganamos nuestro dinero, no tomamos atajos, no amamos el dinero fácil ni mal habido. Es muy fácil caer en esa situación. Dice 1 Timoteo 6:9 “Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos”. Ahí está el problema, es lo que desea, ¿qué es lo que desea? Piense, lo que desea es lo que lo tiene endeudado hasta ahora. Por eso importante que en la vida, como dijo el filósofo griego, no necesitamos que nos aumenten los ingresos, necesitamos que nos disminuyan los deseos.

La Biblia dice en Juan 10:10 “El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia”. Abundancia es tener todo lo que necesitamos y algo más para compartir. Abundancia no es amontonar, es tener todo lo que necesitamos. 

2. Los cristianos somos altamente productivos y líderes excepcionales. ¿Por qué los cristianos somos altamente productivos y líderes excepcionales y eso nos permite ser mejores trabajadores y terminar teniendo mejores ingresos?

Porque todo lo hacemos como para Dios, en el nombre de Dios y de buena gana. No importa que tengamos un mal jefe, nosotros siempre somos buenos trabajadores, porque no trabajamos para ese jefe malo sino para el jefe de jefes, Dios nuestro Señor que recompensa en público lo que hacemos en privado. Colosenses 3:17 dice “Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él”. Colosenses 3:23-24 dice “Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia.”

3. Los cristianos proveemos para nuestra familia. Cuando recibimos nuestros ingresos no es para que nos los chupemos ni para que los despilfarremos, ni para que lo malgastemos, es para que proveamos para nuestra familia. 1 Timoteo 5:8 “El que no provee para los suyos, y sobre todo para los de su propia casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.”  Si usted gana, pero no le da a su esposa para la administración de la casa, no les da a sus hijos para sus útiles escolares, su colegio, su ropa, su comida, su salud, está negando su fe. Hay quienes ganan mucho pero no proveen para su familia, todo se lo gastan ellos, todo lo despilfarran.

4. Los cristianos disfrutamos del fruto de nuestro trabajo. Eso es importante. Dice 1 Timoteo 6:17 “A los ricos de este mundo, mándales que no sean arrogantes ni pongan su esperanza en las riquezas, que son tan inseguras, sino en Dios, que nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos”. Hay quienes piensan que pobreza y santidad son sinónimos, pero no es cierto. Si tiene para andar en un carro que no lo va a dejar tirado a la media noche en un lugre considerado como roja, peligrosa, cámbielo. Tenga un carro que lo va a llevar, no necesariamente tiene que ser un último modelo, lujoso, caro, pero si un carro. Por qué va a andar en un carro con llantas que parecen cachetes de bebé, ya casi se les mira el aire. Ande con llantas buenas, invierta en su seguridad, disfrute de su vida y protéjase.

Si tiene para comer, coma bien, ya lo dijo Salomón, que lo mejor de esta vida es comer y beber bien. No se prive de ese gusto, usando el buen sentido común, escogiendo lo que va a comer, de modo que después nos le salga más caro curarse por haber comido mal. Pero disfrute lo que tiene, Dios nos provee de todo. Disfrute de su esposa, de sus hijos, disfrute de su casa, de lo que el Señor le da. Y si puede, compártalo.

5. Los cristianos sembramos en el reino de Dios. Sembramos nuestra semilla, nuestras ofrendas, nuestros diezmos, nuestras promesas de fe en el reino de Dios, dice Malaquías 3:10 “Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento en mi casa”. Al templo hay que traer los diezmos, no pude disponer que lo va a llevar a un orfanatorio, otra parte, a una tía pobre. El diezmo es lo mínimo que usted debe traer a la iglesia donde usted sirve, para los fondos del templo. Por eso dice íntegro, en el Antiguo

Testamento traían un buey cojo, o un chivo tuerto. Hay que llevar lo mejor, íntegro.

6. Los cristianos sembramos en el prójimo. Por eso en 1 Timoteo 6:18-19 dice “Mándales que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, y generosos, dispuestos a compartir lo que tienen. De este modo atesorarán para sí un seguro caudal para el futuro y obtendrán la vida verdadera.”  La vida verdadera consiste en vivir para dar, lo niños viven para pedir, siempre están dame, quiero más y abren la boca como que son pajaritos esperando que usted les dé de comer. Hay quienes se quedaron en esa etapa, todavía a los cuarenta años abren la bocota para que se las llene con todas sus necesidades. La vida verdadera es esa vida que vivimos para servir. El que no vive para dar, no sabe lo que es la vida verdadera. Aquel que ya es un adulto maduro sabe que su talento, su tesoro es para otros, como el árbol de fruto, de naranja, manzana o uva que sabe que lo que produce es para otros, no es para que él mismo lo consuma, es para otros, es compartirlo con la familia, con el necesitado.

7. Los cristianos utilizamos nuestro dinero sin vanidad y sin hacerlo una deidad, sin hacerlo un dios. La mercadotecnia y la publicidad la utilizan hoy en día para que usted compre lo que no necesita, con dinero que no tiene para impresionar a gente que no lo quiere. El dinero no es para usarlo vanidosamente. Hay quienes adoran las cosas que tienen, más que al Dador de las cosas. Seremos mejores personas, si en vez de adorar a las cosas y amarlas, amamos a Dios, quien es el Dador de todas las cosas. Mateo 6:24 dice “Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas” Los cristianos no compramos por vanidad, sólo por necesidad. Nuestra identidad está en Cristo, no en lo que podemos presumir. Cubrimos las necesidades. Si alcanza, los deseos, y si se puede y justifica, algunos lujos. Pero nunca compramos por vanidad, ni por competencia. Antes de comprar pregúntese ¿lo necesito o no? Así que no se crea más que otros porque tiene más que otros. Filipenses 2:3 dice “No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos.”

8. Los cristianos no nos endeudamos. La Escritura es clara cuando dice: “no deban a nadie”, nada. Tenemos que apuntar como meta en nuestra vida a salir de toda deuda. Tenemos que creer que con la ayuda del Señor podemos liberarnos de esa esclavitud. El dinero no nos debe esclavizar, nosotros debemos esclavizar al dinero. No debemos vivir para servir al dinero, debemos vivir para que el dinero nos sirva a nosotros. Si usted no puede pagar el total de su tarjeta de crédito, cada vez que le presentan el cobro, no es apto para usar tarjeta de crédito, hágase cirugía plástica, tome unas tijeras, parta la tarjeta, vaya con los que se la dieron y dígales: “no sirvo para esto, me estoy endeudando, cerremos el trato, voy a pagarles lo que les debo. Eso sí, rebájenme los intereses un poco.”

9. Los cristianos vivimos en una cultura de al contado, excepto en raras ocasiones de inversión. Hacemos préstamos para inyectarle capital a un negocio ya probado y exitoso para hacerlo crecer o invertimos en activos que se aprecian con el tiempo. Pero no nos endeudamos para aquello que no produce más o se deprecia rápidamente. Esta es la fórmula que comparto siempre con mi congregación: 10-10- 80. De lo que usted recibe, traiga el diez por ciento para los fondos del Señor. Tome por lo menos otro 10 por ciento y ahórrelo para usted, para una necesidad que vendrá y viva con el 80 por ciento restante. Y si los ingresos aumentan, pues aumente sus siembras en el Señor, no dé diez, dé quince, puede dar veinte. No puede ahorrar solo diez, puede ahorrar diez, veinte, treinta, cuarenta, pero es importante que usted viva como una persona prudente.

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