Nuestra respuesta a Jesús
martes 31 mayo 2016

Nuestra respuesta a Jesús

El emperador francés Napoleón Bonaparte, por ejemplo, parecía reverenciar al Hijo de Dios: «Conozco a los hombres y puedo decirle que Jesucristo no es un mero hombre». Sin embargo, Napoleón concluyó que «todas las religiones fueron creadas por los hombres» y no les encontraba utilidad. No he leído nada que sugiera que Napoleón haya profesado conocer o amar verdaderamente a Dios.

El único distintivo de la herencia judeocristiana es su énfasis en la relación. Los dos Testamentos describen a los personajes bíblicos según dos aspectos: si Dios estaba con ellos o no, y si amaban a Dios de todo corazón o no. En ningún pasaje de las Escrituras alguien se pregunta: «¿Es Dios relevante?». Simplemente se daba por sentado que si Dios estaba con uno, si uno amaba a Dios con todo su corazón, eso marcaba la diferencia en el mundo.

Considera los relatos históricos de Abraham, Isaac, Jacob, José, Moisés, Josué, Rut, Samuel, David, Salomón, Isaías, Jeremías y el resto de los héroes de la fe del Antiguo Testamento. Considera las historias de Pedro, Santiago, Juan, María, Pablo y el resto de los héroes de le fe del Nuevo Testamento. En la Escrituras, sin excepción, los éxitos y las derrotas de cada personaje bíblico están directamente ligados a su relación con Dios (o a su falta de relación con él).

Dios es relevante Al igual que Napoleón, muchos pasan por alto este punto crucial. No es suficiente con reverenciar a los grandes líderes religiosos del pasado. Ni siquiera es suficiente con convertirse en miembro activo de alguna de las grandes religiones mundiales.

¿Por qué es tan importante amar a Dios? En parte, porque de esa relación fluye un amor genuino, sentido y sacrificial por los demás. Nuestras vidas llegan a ser mejores ahora y no solo en la eternidad.

Quizá estés pensando: «Pero seguramente Jesús no es el único camino para conocer y amar a Dios. ¿No habrá otras opciones?».

David Manning White sostiene: «Cuando Jesús de Nazaret observó: “En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas”, ¿no nos decía que el mensaje esencial de Dios es siempre el mismo y que las diversas formas en las que la humanidad lo percibe no son de tanta importancia?».

No. Eso no es lo que Jesús tenía en mente, ya que continúa diciendo en el mismo párrafo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida […] Nadie llega al Padre sino por mí» (Juan 14:6). Richard Halverson, quien fuera capellán del Senado de los Estados Unidos, una vez observó: «Jesucristo permanece como la cuestión clave de la historia […] Toda otra cuestión histórica es secundaria a la cuestión eterna de la salvación del hombre».

¿Por qué? Porque si Jesús decía la verdad, solo ofrece lo que este mundo busca: esperanza, paz, seguridad, perdón, sentido, dignidad, propósito y la seguridad de la vida eterna.

¿Hay alguien golpeando a la puerta de tu conciencia? ¿Vas a oírlo? ¿Vas responder?

Tomado del libro DIOS ES RELEVANTE por Luis Palau Edición publicada por Editorial Vida – 1999

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